viernes, 29 de junio de 2012

¡¡¡¡TORTUGA MARINA!!!!



Los quelonioideos (Chelonioidea) son una superfamilia de tortugas que incluye las tortugas marinas. Consta de dos familias actuales, Cheloniidae y Dermochelyidae, que incluyen siete u ocho especies
Clase : Reptiles
Identificación : Gran tamaño, con caparazón de color pardo rojizo en forma de corazón.
Tamaño : Longitud cabeza - caparazón: cerca de 2 m (récord, 2,13 m); longitud caparazón: 1,25 - 1,5 m.
Peso : De 100 a 150 kg., pero se han encontrado ejemplares que superan la media tonelada.
Distribución : Mares de todo el mundo; preferentemente cálidos.



                    Alimentación

La dieta de la tortuga boba es básicamente carnívora: esponjas, cefalópodos, caracoles y otros moluscos, peces, crustáceos, erizos, insectos llevados por el viento, todo tipo de larvas de peces e infinidad de invertebrados. También se alimenta de plantas marinas como Zostera y Thalasia, así como de sargazos. El pico de la tortuga boba es córneo y de extraordinaria dureza, ideal en su dieta carnívora, sobre todo para capturar medusas; aunque el organismo de estas presas esté compuesto en un 98% por agua, sus membranas resultan muy nutritivas. Resguardado su esófago y estómago con una capa protectora, la tortuga ataca incluso a las urticantes y venenosas carabelas portuguesas.

                                   Depredadores

Como ya se ha apuntado, las tortugas pueden ser capturadas incluso antes de nacer. Los huevos son codiciados por diversos animales: los cangrejos son oófago, pero no acceden a ellos tan fácilmente como los mapaches; asimismo, los varanos, los zorros e incluso los perros asilvestrados desentierran ávidamente los huevos. Con todo, siendo importante este expolio de los nidos, la auténtica masacre todavía no ha empezado. Cuando las pequeñas tortugas asoman al exterior por primera vez, empiezan una corta pero dificultosa carrera de obstáculos antes de llegar a la orilla, ya que sus depredadores son muy numerosos: cangrejos fantasmas, chacales y otros carnívoros, gaviotas, cuervos y otras aves, diversos reptiles, etc.


Se calcula que sólo una de cada mil tortugas consigue superar todas las pruebas y llegar a la edad de reproducción. Una vez en el mar, los depredadores se concentran en lugares donde las tortugas encuentran alimento (por ejemplo, en las concentraciones de sargazos). Así, las pequeñas tortugas pueden ser presa del pez delfín o del pez de los sargazos. Conforme adquiere peso, la tortuga se hace respetar y se convierte, a su vez, en un depredador más potente, aunque no del todo invulnerable: incluso los mayores ejemplares pueden ser atacados por los tiburones.

                                         Sistemas de defensa

La velocidad de natación de as pequeñas tortugas es muy limitada, por lo que raramente intentan huir. Si se presenta la ocasión, suelen esconderse entre los sargazos y otros elementos flotantes, pero lo más frecuente es que se hallen sin protección alguna, por lo que, ante un potencial depredador, adoptan una estrategia muy efectiva: dejan de nadar y recogen sus extremidades. De esta forma, parecen más un objeto dando vueltas a la deriva que algo vivo que atraiga la atención, y permanecerán en esta posición hasta que pase el peligro. Cuando están suficientemente crecidas, sus potentes aletas les facilitarán una rápida huida.

                                      Distribución

La tortuga boba se puede considerar “subcosmopolita”, ya que prácticamente se encuentra en todos los mares del mundo. Su hábitat preferido es el mar abierto, aunque también se puede ver en las zonas de poca profundidad y de menor salinidad: bahías, desembocaduras de ríos e incluso lagunas costeras. Su área de distribución va de Japón a Australia, de Canadá a Chile, de Terranova a Argentina, del Báltico y el mar del Norte a Sudáfrica, y de Kenya al extremo sur de África; además, es la única tortuga algo frecuente en el Mediterráneo.
Es más abundante en los mares cálidos, tropicales y subtropicales, pero también llega a las latitudes más altas, entrando en los océanos glaciales, aunque la temperatura del agua sea muy baja. En eso es muy parecida a la tortuga laúd, de la que se halló un ejemplar con una temperatura corporal de 18°C en unas aguas que estaban a 7,5°C. Aunque los quelonios se consideran animales de sangre fría (están condicionados por la temperatura del medio), aún está por aclarar si poseen algún sistema de termorregulación. En este sentido, algunas tortugas marinas serían comparables a los cocodrilos, que también utilizan diversas estrategias para regular su temperatura, e incluso pueden llegar a hibernar, como alguno de ellos. De hecho, aparte de la propia inercia térmica de su cuerpo, se ha comprobado que existe una regulación activa pro intercambio de calor en la unión aleta-cuerpo.

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